
el grito maduro de los naranjos
se pudre a sus pies y a los tuyos
y uno más a lo largo del muro
recuerda no eres ninguno de esos árboles
afuera afuera
tu sutil tratamiento de la luz
afuera afuera
no evites ser rozada
hay gaviotas que cargan su ala es un ala que arrastra es
un lastre ahora un ala en el suelo arrastrada por un ave es una
gaviota todavía aun sin un ala o más bien con un ala que ya no es
un ala pero es todavía una gaviota que arrastra su ala ahora
es el ave que porta su ala ahora es una gaviota que ya no está
sobre el agua sino al borde del agua y en tierra el asfalto de los
puertos la roca de las caletas llegó del cielo a la tierra con un
lastre de marinero que ya no puede navegar es un marinero aun
si la mar es un deseo que arrastran y cuando la
gaviota mira al marinero y el marinero a la gaviota no hay nada más que
mar en sus ojos y si se miran demasiado se ahogan
la noche funde mucho más que el sol
la noche hace desaparecer los espejismos
¡no lo miremos!
mirémonos para hacer el día disperso
todo va demasiado rápido para que pase el tiempo
si abres tu puño en alto
vuelan en todo sentido los gritos de todas las noches
en un día
saquemos el puño de nuestra boca
y volvamos a empezar desde el inicio
de noche siembras tu grito en la tierra soñadora
nada nada en esos pasos no buscas nada no tienes nada y seres con
edad y el sol y delante de ti a primera vista trepas los muros donde
golpean las pelotas de los niños y tú cantas tus hijos en los árboles altos
para desafiar un paisaje ajeno a tu fuego. te alejas de los poseídos del lugar para observar otro afuera por el ojo de la herida y reencontrar a los
niños para los cuales el sol es como un choque. el camino de tus pasos en los ojos de ellos hasta los árboles. atraviesas sus bordes de infancia pasas sin detenerte para no morir al sol. no vuelvas primero cámbialo. basta sol retén tu abundancia déjala decir todo oye como se oscurece la lengua poniendo la primera con la última como se preserva