
BUSCA LA VERDAD EN
LOS HECHOS
A.G. ANNE
Yvan (historia del paso por la frontera)
En la ventanilla, un agente de la aduana de la ciudad de Shanghái.
Mi tiempo de latencia en este territorio es
/toda una vida
cuatro horas.
Tengo que estar en tránsito
Pero como mi vuelo a Ámsterdam despega mañana quince minutos después de medianoche, soy candidata a un programa de exención de visa obligatoria de corta estadía. Al ser gratis, obviamente es indispensable completar la solicitud.
Cuestiono la gratuidad obligatoria.
Me dan ganas de pagar
Tengo que transigir.
El agente de policía se detiene en mi identidad
/basta con decir que no soy popular, no soy casi nadie, que no tengo ningún mensaje incriminatorio en mi teléfono, que además no lo uso para hablar de nada, que no cuestiono nada, y sobre todo que ahí no van a encontrar nada escrito en chino.
Basta con creer en la verdad
/¿la salvadora?
De pronto, un recuerdo aflora—
El de Yvan en la línea Montréal-bord-Saint-Laurent, 2015, cuenta que a la salida del avión, aduana canadiense, cuestionario de nunca acabar, le piden que obedezca, le piden el teléfono, le miran los últimos mails en su casilla de la aplicación instalada gracias a la pantalla táctil, le piden que pruebe que no vino para quedarse
/para encontrar trabajo ilegalmente
En los correos de su teléfono de pantalla táctil donde está instalada la aplicación, Yvanov guardó un mensaje incriminatorio donde en letra Arial está escrito que quiere quedarse. Le piden una justificación, le piden que se calle, lo escoltan a un avión al que debe subir gratis para un regreso inmediato,
allá de donde viene.
El recuerdo se impone y pensás, no dejás de pensar mientras el agente de policía aduanera de la ciudad de Shanghái controla tu identidad, que tu teléfono guarda en la memoria tus mensajes alusivos escritos desde Taiwán donde denunciás
/te esforzás en explicar dos o tres reivindicaciones populares, nada muy problemático, tus palabras no son políticas, no más que tu lenguaje.
En qué momento te dirigís a vos misma con esta distancia de VOS
Tenés miedo, como Yvan tuvo miedo en el pasado, no podrías dar una explicación
Mientras busco la verdad en los hechos
El agente de la policía aduanera busca la verdad en un programa en su computadora.
Los datos del programa están estructurados generalmente en archivos—
Quedaste archivada. Soy un archivo. La computadora guarda hechos pasados en la memoria
Parece que en Shanghái en 2010 te olvidaste de pagar una multa.
Te piden que pagues.
Decís que nunca recibiste la multa.
Me digo que no me acuerdo —¿por correo? ¿a qué dirección?
Parece que en 2010 no te registraste en la comisaría de tu barrio.
Decís que no, lo recordarías
Me digo que un vecino puede haberme denunciado.
Repentinamente me inquietan los mensajes de mi teléfono
En la memoria guardo discursos políticos
¿Qué escritos hay ahí adentro?
Hablo sobre el orden del discurso, sobre la verdad en los hechos
/¿los recuerdos me salvan?
La advertencia de un peligro en el pasado te salva
Tu teléfono incriminatorio debe desaparecer, además no hablás bien el chino, querés que te aclaren todo esto en otra lengua. En verdad, no recibiste la multa, además ni siquiera preguntás por el monto de la pena material.
Creo en la verdad que asesto por principio de precaución.
El agente aduanero cree en los hechos. Llama por teléfono a un superior
confirma mi identidad
mi nacionalidad
Parece que la visita del Presidente de allá de donde vengo salió bien.
El agente de policía aduanera de la ciudad de Shanghái me deja pasar sin explicaciones
Por esta vez
Parece que a partir de hoy, incluso gratis, ya no tengo derecho a estar en tránsito.
Traducción de Lucía Dorin.

A.G. Anne ha pasado demasiado tiempo de su vida entre China y Francia, se ha dedicado demasiado al lenguaje, al wushu y al boxeo pieds-poings. ha considerado demasiadas veces los aeropuertos o cualquier otro puerto como encrucijadas de arquitectura libre, ha cometido errores, ha comenzado de nuevo. Conoció a gente que la desvió de su camino. Considera que fotografiar es dejar huellas en una emboscada, que escribir es sentarse en el banquillo de los acusados para expiar las faltas poéticas. Los demás no notan nada, la dejan reinventarse. www.agannprod.com

Lucía Dorin (Buenos Aires, 1975) se crió entre Francia y Argentina. Es docente universitaria (UBA, UNA y Lenguas Vivas), magister en Ciencias del Lenguaje y en Escritura Creativa, traductora de francés e instructora de yoga. Fue librera, estudió literatura y publicó un libro de poemas, Almitas en Salmuera (Leviatán, 2007). Tradujo varios autores como Alain Finkielkraut, Antoine de Saint-Exupéry, Guillaume Apollinaire y Franck Venaille. Umbría es su segundo libro. Vive en algún lugar del barrio de Chacarita. Suele encontrarse gente conocida por la calle.
